Milénico, Vinos naturales en la Ribera
Música a todo trapo, olor a vino y una perra montando guardia con cara de lista y ojos de haber visto más de una vendimia son las pistas que me llevan a Milénico, en San Martín de Rubiales.
Vista desde fuera, la bodega es como una casa más de las del pueblo. La profesión va por dentro y les pillo en plena faena. En el interior de la casa, Juan Manuel me enseña orgulloso sus depósitos de no más de 3.000 litros, su pequeño parque de barricas y hasta su cámara de frío que para todo encuentra sitio.
En una mesa improvisada, catamos de depósito un rosado de Tempranillo recién clarificado que sale al mercado con el nombre de Dos mundos. Milénico y Valdepila son los tintos. Los catamos de barrica de no recuerdo qué añada, y se me antojan ya hechos, aunque les falte botella. Son dos vinos naturales, con nervio y muy directos. Si dicen que los perros se parecen a los dueños, yo os digo que más se parecen los vinos, al menos en este caso. Todos de pura cepa.
Y a las cepas nos vamos acompañados de Berta, la perra viticultora. Precioso paisaje desde las laderas del pago de Valdepila y precioso el sendero que recorre el viñedo desde arriba. No se le puede pedir más al día: Una buena mañana fría y soleada de esas que solo se dan en Castilla, buen vino, buena compañía y como guinda, la experiencia de bajar, vela en mano, a una bodega tradicional subterránea. Vestigios de un tiempo no muy lejano en el que el barrio de bodegas estaba vivo y coleando.
A Juan Manuel, su viñedo, su bodega con la fiel guardiana y sus extraordinarios Tempranillos los encontraréis en San Martín de Rubiales siguiendo el curso del Duero, en la Ribera burgalesa, lindando ya con la vallisoletana y no lejos de la de Segovia.
Bodegas Milénico, San Martín de Rubiales, D.O. Ribera del Duero, Burgos