Trascasas, parada y fonda La sonrisa de Inés nos da la bienvenida al Pago de Trascasas y disipa todas las dudas: estamos en buenas manos. El hotel rural regentado por la familia Santamaría rezuma el mismo sosiego y encanto que la contigua bodega Alfredo Santamaría en la pequeña localidad de Cubillas de Santa Marta, ya casi lindando con la provincia de Palencia.El hotel es una apuesta de la familia Santamaría por acercar a la gente el vino y la vida entre viñedos y bodegas. Y aciertan de lleno. Quien viene hasta aquí, se enamora de inmediato de la paz que se respira y del vino que se
Concejo, en el corazón de Valoria Apenas tomamos el desvío a Valoria la Buena, nos invade el optimismo. Venimos a conocer un proyecto, el de Concejo, que ha ido creciendo a base de mucha dedicación y mucho amor a la tierra. Pronto divisamos el pueblo dominado por la torre de su Iglesia y adentrándonos, llegamos a la Hospedería. Allí nos recibe Quique que es todo simpatía y disposición, a pesar de tener la cabeza poblada de mil historias.Lo que hoy es Posada Real y restaurante, antaño fue castillo y fue palacio. Su pasado es evidente desde fuera, y desde dentro, conserva el sabor de entonces en sus suelos
Alonso del Yerro, el valor de una familia Conociendo el vino, la bodega no podía ser de otra manera. Alonso del Yerro rezuma calidad y familia. Santa Marta, la finca, también. María nos recibe a las puertas de la casa familiar, una casona de sobria elegancia, rodeada del viñedo como si fuera un jardín. Precisamente en el viñedo, comienza nuestra visita. Las cepas, cuidadosamente podadas, y la curiosa cubierta vegetal entre los líneos dibujan un idílico paisaje que se pierde en el horizonte. Las distintas parcelas y subparcelas en las que se divide la finca se vendimian, se elaboran y se crían por separado para darles
Dehesa de los canónigos, un día entre amigos Quien se acerque a la Dehesa, que lo haga con calma y sin prisa. La familia Sanz Cid tiene mucho que contar y mucho que compartir. Y lo hacen con gusto, como excelentes anfitriones. No resulta difícil sentirse en casa de amigos. Así de familiar es el trato que dispensan en Dehesa de los Canónigos. Nos recibe Paco, animoso y locuaz, y nos habla del origen y de las idas y venidas de esta finca con aspecto de caserío vasco, de su protagonismo en la Ribera, de sus vinos como un tributo a la tierra y de
Ismael Arroyo y Valsotillo, historia viva de la Ribera Nos llama el viñedo, pero nosotros preferimos perdemos por las bodegas subterráneas. Ismael Arroyo es visita obligada. Por muchas razones. Primero, porque son uno de los pioneros de la Ribera y la llevan en la sangre, segundo, porque sus bodegas son un tesoro bajo tierra que cuentan la historia de todo un pueblo de viticultores. Pero también porque es buena gente, porque hacen buen vino, y sobre todo, porque Ramón es un libro abierto. Le gusta hablar de lo suyo y de su entorno, de las tradiciones, de los usos y costumbres. Nos cuenta a dónde va su vino, que le ha