Vino en primeur en La Ribera del Duero Es entrar en Quintanilla y morirme de ganas de tomar un vino. La culpa es de Pico Cuadro y de esa pintada que ha puesto a la entrada del pueblo invitando a pasar un buen rato en su bodega. La historia de Pico Cuadro no es la de generaciones cultivando viñas y pisando uva, sino la de un joven enólogo natural de Quintanilla, pionero en su familia en el arte de hacer vino y sobre todo de seleccionar viñedo viejo allí donde se encuentre dentro de la Ribera. La historia nos la
Alexander, todo contrastes La cara de un cerdo sonriente nos recibe en plena Ribera burgalesa a 900 metros de altitud. Estamos en Alexander vs the Ham Factory y nos disponemos para una visita muy poco habitual. Aquí todo son contrastes. La bodega irradia dinamismo, rebeldía y desenfado; el viñedo invita a la calma y el vino está hecho a conciencia. Como un enorme cesto entretejido en una aleación de acero, la fachada lateral de la bodega simboliza la unión entre innovación y tradición, y el vínculo de la familia Miguel-Sanz con Casa Rojo, un proyecto nacido en Jumilla que está dando la vuelta al mundo. En el precioso
3 elementos, los artesanos del vino Podría tratarse de Eduardo, Ramón y Jesús. Pero no, los 3 elementos a los que rinde homenaje el nombre de esta bodega en miniatura son el buen comer, el buen beber y la buena compañía. De lo segundo y de lo tercero, damos fe: A 3 Elementos en la Ribera del Duero le sobra espacio para presumir de la potencia de un vino que se deja domar en bodega y en botella. Y a Ramón y Jesús, a pie de bodega, no les faltan simpatía para convertir la visita en una gran experiencia, cercana y diferente. Pequeña y práctica, la bodega está diseñada para la
Raíz de Guzmán, un vino de novela La visita a Raíz de Guzmán promete. Tendida a los pies de Roa, la bodega prepara una propuesta enoturística a la altura de sus vinos y de su queso. Ya ofrecen posada y fonda en el hotel restaurante Raíz, contiguo a la bodega, pero en la cabeza de Cayetana, capitana del equipo, bullen otros proyectos y todos al unísono. Todo comenzó con Páramo de Guzmán, un queso curado de oveja churra elevado a la categoría de mejor queso del mundo por el escritor estadounidense Michael Paterniti (no dejéis de leer su novela The Telling Room donde queso y quesero comparten protagonismo). Luego
Alonso del Yerro, el valor de una familia Conociendo el vino, la bodega no podía ser de otra manera. Alonso del Yerro rezuma calidad y familia. Santa Marta, la finca, también. María nos recibe a las puertas de la casa familiar, una casona de sobria elegancia, rodeada del viñedo como si fuera un jardín. Precisamente en el viñedo, comienza nuestra visita. Las cepas, cuidadosamente podadas, y la curiosa cubierta vegetal entre los líneos dibujan un idílico paisaje que se pierde en el horizonte. Las distintas parcelas y subparcelas en las que se divide la finca se vendimian, se elaboran y se crían por separado para darles