De Alberto, el tiempo detenido Dicen de Serrada que es un museo al aire libre donde escultores y pintores dan rienda suelta a su creatividad, pero lo cierto es que atesora otras riquezas y no solo en superficie. Nos acercamos a la localidad castellana en busca del Dorado y del tiempo detenido, y encontramos ambas cosas en las bodegas De Alberto, las de hijos de Alberto Gutiérrez. Guiados por Rocío, comenzamos la visita bajo el forjado de madera y los pilares de una antigua casa de labranza fundada por la orden de los Dominicos en el siglo XVII. Desde aquí, nos adentramos en interminables galerías
Beronia, la joven promesa de Rueda La vemos desde la autovía, pero aún nos queda lo mejor para llegar a Beronia: la benjamina de la gran familia de vinos Gonzalez Byass se hace desear y atravesamos pinares y viñedos hasta llegar a bodega. Allí nos espera Marian Santamaría, la afortunada enóloga rodeada de viñedo y de tecnología punta: los dos secretos, nos dice, para hacer un gran blanco. Concebida para elaborar un vino top y ser una gran anfitriona, la bodega, como un islote en el centro del viñedo, se interpreta en clave sostenible. La nave de elaboración semienterrada para controlar la temperatura, la cristalera
Ramón Bilbao, el viaje empieza aquí Una larga hilera de jóvenes cipreses nos lleva hasta la bodega rodeada de viñedos. Hemos llegado a Ramón Bilbao, en Rueda. En la vinoteca nos espera Cristina para comenzar el viaje. Un viaje por media España de la mano del Grupo Zamora Company, que desde 1999 comparte la aventura iniciada en Haro en 1896. Ya ha llovido, pero el espíritu aventurero se mantiene intacto, es más, contagia. Qué tendrá la vinoteca de Ramón Bilbao que nada más entrar, te dan ganas de viajar. Viajar catando vinos. De la Rioja a Rías Baixas, pasando por La Ribera. Del elegante Lalomba rosado, que ya la botella
José y Prieto Pariente, dos bodegas en una Todo empezó en un pequeño viñedo cultivado por José Pariente, el alma pater (en este caso) del proyecto de la familia Pariente que ha llegado muy lejos de la mano de Victoria, con elegancia, como sus vinos. Cautivadas por los blancos, y sobre todo por ese dulce Apasionado del que tan buenas críticas hemos leído, nos acercamos a la bodega de Rueda, camino ya de La Seca. Nos dejamos guiar por Siri, como suena, vinculada a la familia por algo más que el trabajo. Nos presenta la línea de blancos de Rueda (de la que nos gusta hasta la
Campo Eliseo, un reducto francés en La Seca Unos acordes de guitarra española nos dan la bienvenida a la antigua casona de labranza del siglo XVII. Por un momento, creemos habernos equivocado de sitio. Pero nos cercioramos y sí, estamos en Campo Eliseo. Emmanuelle se encarga de atender a las visitas con un ritmo pausado y seguro, y con un precioso acento medio francés, medio argentino. Enseguida nos hace sentir como en casa y quisiéramos que la visita durara eternamente, alargar el momento de la cata en ese salón que invita a quedarse. Antes de disfrutar de ese ansiado momento, visitamos la nave de elaboración.