Pago de los Capellanes, la perfección perfeccionada Ancha es castilla, atravesamos sus campos solitarios, su paisaje de cerros y suaves colinas, ya en la provincia de Burgos, hasta llegar a Pago de los Capellanes. Ahí está Enrique, esperándonos junto a los nogales centenarios para dispensarnos una cálida bienvenida. Nadie como él para hacernos descubrir los secretos de los Capellanes, de su viñedo y de sus vinos. El secreto de la bodega no es otro que la calidad y el cuidado hasta en los últimos detalles. Perfeccionar lo que ya es perfecto parece ser el lema de la familia Rodero Villa. El secreto del viñedo es el
Matarromera y Emina, dos hermanas bien avenidas Matarromera y Emina, como dos caras de la misma moneda, a tiro de piedra la una de la otra, y entre medias, el monasterio de Valbuena. Una propuesta para un día redondo. Empezamos por Emina y su jardín de variedadesque nos hace soñar con finales de septiembre cuando las uvas estén maduras, ¿nos las dejarán probar? Continuamos por su museo del vino, situado en un atrio como el epicentro de una casa romana. Recorremos la historia de la Ribera y de Carlos Moro, con un ojo puesto siempre en la bodega que se ve desde lo alto y le da a Juan pie
Alejandro Fernández, amor a primera vista Para historias de amor, la de Alejandro Fernández con el vino. Larga y tendida. Nada como una visita a las históricas bodegas de Pesquera de Duero para darse cuenta de lo unido que está este hombre a la tierra y al fruto que extrae de ella. Lisa, nuestra simpática guía, nos cuenta que no es inusual que se una a las visitas y disfrute de su compañía. Y así nos deja, mirando de reojo a la puerta por si tenemos esa suerte. Comenzamos la visita. No sorprende encontrarse allí con el lagar antiguo, con su viga, su piedra y
3 Ases, la apuesta de 3 valientes en La Ribera Viniendo de Aalto, el contraste es evidente. Pasamos del lujo del espacio al encanto de lo pequeño. Nos adentramos en Quintanilla de Arriba, y cuando pensábamos que nos salíamos del pueblo, nos topamos casi sin quererlo con una construcción de color naranja, tan naranja como los vinos de 3ASES, una bodega en expansión cuyo proyecto (y cuyo viñedo) nos engancha desde el primer momento. Pequeña y muy cuidada, como una bodega de cuento, esconde, no uno, sino tres ases en la manga: Ángel, Rubén y César. César es la cara visible de la bodega, un enólogo
Aalto, un llanero solitario en La Ribera Llegar a Aalto ya es una aventura. La bodega aparece de pronto entre colinas de viñedo y con ella, la cara sonriente de Javier, nuestro guía. Se me antoja un llanero solitario, una especie de Lucky Luke al que le falta el caballo pero le sobran motivos para presumir de bodega y de entorno. Con él, recorremos la bodega por dentro y por fuera. El viñedo, la terraza, el estanque, el patio interior sorprendentemente fresco, la nave de elaboración, la de barricas… Aquí todo es armonía y elegancia, paz y sosiego. Love is in the air. En